miércoles, 22 de mayo de 2013

Valores Fundamentales del Socialismos






El ideal socialista de siempre, se ha basado en tres valores fundamentales, La Libertad, La Igualdad y La Solidaridad. Tres principios que en el transcurso de los últimos 130 años han servido de faro y guía para la estructuración de la sociedad contemporánea europea.

La Libertad, un concepto clave pilar fundamental de la democracia, sin la cual no es posible la organización de ninguna estructura social perdurable; Libertad de pensamiento e ideas, para que puestas en común y contrastadas, permitan la articulación de estructuras encaminadas a la consecución de progreso de la colectividad.

Si bien el concepto de libertad forma parte del espíritu socialista, en puntos concretos de la historia, algunos líderes, han caído en la tentación de orillarlo surgiendo conceptos como la dictadura del proletariado de nefastas consecuencias y fracasos estrepitosos. Felizmente hoy en día bien pocos se plantean un socialismo al margen de la Libertad; cuestión que contrasta con las ideologías neoliberales y neoconservadoras, que en determinadas circunstancias, son capaces de primar la seguridad por encima de la libertad, o vendernos la imagen de una falsa libertad, como la de los padres para escoger la educación de sus hijos cuando con el dinero de todos se financian escuelas de concepción integrista católica.

El concepto de Igualdad, sin embargo parece que aun sigue poco claro, al menos en un país como el nuestro, donde la tentación del nacionalismo, central o periférico lo mismo da, confunde las mentes de algunos compañeros que prefieren seguir insistiendo en buscar lo que nos separa a los diversos seres humanos por su localidad de nacimiento, en lugar de lo que nos une, como es la capacidad de realizar proyectos en común que se enriquecen a partir de la diversidad cultural.

El concepto de igualdad en el socialismo español, un país que parte de realidades culturales diversas, nos conduce inexorablemente hacia la consideración del federalismo como una buena y justa solución en la estructuración político social del estado, máxime cuando esta fórmula se antoja la más adecuada como garantía de respeto hacia las diversas realidades.

Deberíamos huir como de la peste, de la falsa igualdad que encontramos siempre en boca de la derecha reaccionaria, como por ejemplo cuando con el dinero de todos, se subvencionan escuelas de élite, o las de cierto integrismo religioso que separan los alumnos por sexos, o se financian los libros de texto de quien perfectamente puede pagarlos. Esto no es igualdad amigos, cuando resulta que unos pocos en este país, gozan de un poder adquisitivo, que le está vetado a una gran mayoría.

Finalmente el último gran principio socialista, la solidaridad es el gran responsable de la resurrección de Europa después del gran desastre de la segunda guerra mundial, fue el compartir esfuerzos y rendimientos, lo que permitió a Alemania, Francia, Holanda etc. alcanzar altos niveles en clave de gran potencia mundial. La socialdemocracia, garante de un justo reparto de la riqueza mediante el sistema de impuestos, y su consecuencia más clara el llamado estado del bienestar, ha sido el más claro ejemplo de cómo una sociedad libre, igual y solidaria puede alcanzar un alto grado de bienestar social y aquí amigos, es donde radica una buena parte del problema donde nos vemos inmersos hoy en día, por cuanto la profundización de la UE y el abandono progresivo del nacionalismo disgregador que ello comporta, empieza a representar un grave peligro para una cierta élite mundial que ve peligrar sus privilegios, en cuanto una potencia de más de 300 millones de personas, administrada en los principios socialistas, pueda competir con ellos de igual a igual.

Es a partir de aquí que uno puede entender los ataques de los mercados al Euro, y la incapacidad de los grandes dirigentes europeos actuales, encuadrados en las filas de la derecha, para conseguir sacar el viejo continente del atolladero. Pero esto és materia para otro articulo

 Cad. I Morillo Mendez Daniel

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